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lunes, 9 de diciembre de 2019

Nuevo hogar, nuevos libros 2019

Ya estoy por fin instalada en el que será mi hogar por los próximos meses, en la ciudad de Alcalá de Henares.
Estamos en el mismo casco histórico y lo bueno de esto es que podemos ir a todos sitios caminando.
Aprovechando que Madrid está muy cerca, tuve la oportunidad de comprar ahí algunos libros que me están haciendo compañía en estas primeras semanas en mi nuevo hogar:
  • Cranford, de Elizabeth Gaskell:
  • Casa Desolada, de Charles Dickens
  • 84, Charing Cross Road
  • En una pensión alemana, de Katherine Mansfield
  • Palabras como espadas, de Emily Dickinson
  • Hombres buenos, de Arturo Pérez-Reverte (con dedicatoria incluida)
Y además estos dos que deben llegar muy pronto:
  • Sonetos de una dama portuguesa, de Elizabeth Barret Browning.
  • La casa del páramo, de Elizabeth Gaskell
Todos estos libros me entusiasman mucho, sobre todo el de Elizabeth Barret



Y de mis pelis antiguitas nada, estoy a miles de kilómetros del lugar donde las venden...aquí supongo que deben ser caritas y no tengo reproductor dvd. Buscaré en youtube.

La vida en Alcalá
Estos días en Alcalá nos ha ido muy bien en lo que teníamos planeado. Debo señalar que felizmente he venido con una amiga y eso ha hecho el cambio mucho más fácil de lo que hubiera sido sola.
La gente del master es buena onda y son muy amables. Todavía no conozco a todos, soy un poco tímida para conversar, pero en eso estoy. La ciudad es muy limpia y ordenada. Imagínense que donde hay un pase de cebra y no hay semáforos, los carros paran para que yo pueda cruzar...eso en Lima es casi imposible. Y puedo andar con el celular en la mano sin miedo a que me roben :O. Todo eso sin contar que está llena de paisajes muy bellos.


Sin embargo, a pesar de eso, sí hay momentos en los que me siento triste. La semana pasada uno de mis gatitos, Alemancito, pasó a mejor vida y fue muy triste no poder despedirme de él. Era ciertamente un gato muy noble e inocente. Recuerdo el día en que nos lo trajeron a casa (unos niños lo encontraron en el parque y nos tocaron la puerta pensando que era nuestro), tan pequeñito, sucio, enfermo, para luego convertirse en un señor gato. Saber que cuando regrese a Lima no lo voy a encontrar, hace que en estos momentos derrame algunas lágrimas por él. 
Volviendo a Alcalá, como decía, algunas veces (pocas) me siento sola. Por ejemplo, aquí me tienen pensando, dónde y con quién voy a pasar navidad (voy a estar como esa canción de Luis Aguilé, "yendo sola por esas calles queriéndome aturdir"). La persona con la que iba a pasar ese día, ya no va a poder (no es su culpa, son las circunstancias). Así que voy a tocar puertas. Felizmente una chica peruana, amiga de una amiga, a la que conozco poco pero me cae bien, me ha dicho que puedo ir con ella, es una buena opción. 
Bueno, a ver cómo me va jeje 

Segovia

En el cementerio judío con un gran fondo

En la torre del castillo