Decidí regresar aprovechando que estoy en cama descansando con una gripe fatal y dolor de garganta. Al menos ahora puedo hablar; hasta hace dos días no podía decir ni media palabra.
Ha pasado más de año y medio, ha habido algunos cambios pero ninguno radical por el momento. La vida sigue tranquilamente.
Para celebrar mi regreso, 😁, les traigo una película, un libro, una anécdota y una noticia.
Pero antes, para que no me olviden, unas cuantas fotos de un viaje a Cuzco que hice hace poco y del que volví muy renovada :D
Según yo, estaba fashion 😁 |
En el Salar de Maras |
Una película: The forbidden street o La calle prohibida (1949)
Imaginen un elenco formado por Dana Andrews y Maureen O'Hara... ¿no es suficiente para comprar la película? Nunca había oído hablar de esa película ni por casualidad, pero no pude resistirme.
Maureen O'Hara es una joven inglesa de la época victoriana que vive en una elegante calle de Londres. Siempre había tenido una especie de fascinación por una calle cercana donde vivía gente pobre. Y resulta que acaba enamorándose y casándose con su profesor de pintura que vive en esa calle pobre y por eso tiene que vivir allí. Pero su nuevo esposo resulta no ser una buena persona y allí comienza un nuevo camino. Un día su marido sufre un "accidente" y muere, y ella comienza a ser chantajeada por la vecina. Es una película en la que cada vez que piensas que va a tomar una dirección determinada, te sorprende y te envía en la dirección opuesta. Increíblemente tiene un bonito final. A mi mamá y a mi nos gustó mucho. Le doy un 16/20.
Si tienen la oportunidad, veánla.
Esta es la versión que tengo |
Cuando tenía 12 o 13 años jugaba ajedrez para mi escuela. La verdad es que me iba muy mal y solo me tenían en el equipo porque no había nadie más. Jugábamos una vez a la semana con algún colegio católico y yo estaba muy acostumbrada a perder. Creo que solo gané un par de veces. En uno de esos días de competencia, cuando el juego acababa de comenzar sin novedad, mi oponente cometió un error increíble que dejó expuesta a su reina. Y lo más raro fue que yo me di cuenta, y así, con miedo, me comí a la reina (así se dice, ¿no?). Acababan de pasar unas jugadas y ya tenía esa enorme ventaja.
Pero en los minutos siguientes sucedió algo extraño: mi mente me traicionó. Empecé a pensar: creo que puedo ganar, voy a ganar, pero eso no puede ser, siempre pierdo, estoy acostumbrada a perder, nunca gano, pero ahora puedo ganar, voy a perder, voy a perder, voy a perder.
Y así estuve unos minutos hasta que mi oponente pudo revertir fácilmente la situación y ganarme al poco tiempo. Es una derrota que tengo muy presente aún casi 25 años después.
Y a veces cuando me pasa algo demasiado bueno vuelvo a pensar: No, no, eso es imposible, ese tipo de cosas no me pasan a mí, a algunas chicas les pasa pero a mí no, y cuando se van, pienso que fue mi culpa por pensar de esa manera. Siendo honesta, lo más probable es que perdiera porque soy pésima jugando al ajedrez 😁, pero tener esos pensamientos no me hacen ningún bien.
Seguro que le ha pasado a mucha más gente. Me gustaría saber.
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